Un cross inclusivo, para una Escuela Inclusiva

(Versió en català)


Hace días que Joan está muy motivado e ilusionado en correr un cross. Lo han organizado en su escuela y es evidente que han sabido motivar a los alumnos de maravilla. Nos hacía sufrir un poco, -como siempre-, porque evidentemente él no puede correr todo el cross y no sabemos muy bien cómo reaccionaria ante la frustración de algo que le hacía tanta ilusión. Su discapacidad le limita para correrlo completo.

Hoy hemos ido los dos, padre y madre, a verlo. Para correr el cross, se ha querido vestir con la camiseta del Barça. No era un cross muy largo, unos 800 m. Han empezado los más pequeños, después los de 1 º y 2 º  curso y el tercer turno era el suyo. Los de los cursos superiores corrían el cuarto y último cross.


Estaba en la salida preparado con mucha anticipación como si de una carrerade 100 metros se tratara. Concentrado. La salida se ha demorado un poco hasta que todo estaba listo. Había bastante público. Mientras esperábamos la salida, sus compañeros del año pasado que la han visto (este año ha repetido curso) han empezado a animarle. Era bonito. Han convivido bastantes años con él y me ha gustado que la animaran. Ha sido un gesto muy bonito y un detalle espontáneo por su parte.

Empieza el cross. Suena el silbato y con su lentitud de reflejos habitual ha salido el último a pesar de su actitud corporal de salida al sprint. La carrera de Joan ha terminado después de los primeros 50 m. como era de esperar. Ha decidido parar.
Ha vuelto a arrancar y correr un poco más, porque estaba aún ante la mayoría del público y sus compañeros le decían que continuara y ha hecho un esfuerzo para terminar los segundos 50 m.

Ya decidido a abandonar ha continuado los 50 m. siguientes sólo porque al final en la curva sus compañeros lo jaleaban. Cuando los ha visto, se ha puesto a correr de nuevo. Ha llegado hasta donde ellos estaban y se ha parado a saludarlos. El resto de corredores ya estaba lejos. Le han dicho que dejara de saludar y que corriera, así que ha continuado unos metros más. Pocos. Comenzaba una subida y allí ha vuelto a decir basta.

Han entrado dos o tres compañeros en la pista. Le han dicho que tenía que correr y se han puesto a correr con él. Ha continuado. Cuando intentaba pararse le decían que no y él les hacía caso. Han ido entrando más compañeros a la pista y se ha hecho una nube de niños y niñas corriendo detrás de Joan, animando, empujando y exigiendo que corriera y acabara.

Cuando ya hacía un buen rato que el cross había terminado, un grupo muy numeroso de niños y niñas precedido por Joan han aparecido en la recta final. Todos corrían con Joan y han llegado a la meta juntos detrás de él felicitándole efusivamente por haber terminado.

Ha sido realmente emocionante. Llevábamos días sin saber cómo abordar el cross y sin vislumbrar como afrontarlo. Sus compañeros, no se habían preocupado en absoluto por este tema, pero son sus compañeros!
Y cuando ha sido necesario no han dudado en salir a la pista y hacer el cross con él. Les era igual que justo después tuvieran su cross y quizás estuvieran más cansados porque ya habían hecho uno antes. Y entendían también que Joan tenía que correr “su” cross con “su” esfuerzo. Ellos sólo le han acompañado y animado. El esfuerzo tenía que hacerlo él. Y cada uno ha hecho su papel, con naturalidad, espontaneidad, simplicidad y eficacia.

Y esto ha resultado emocionante, sinceramente.

Dar un paso atrás en el modelo de escuela inclusiva significará que todos los actuales -y especialmente los futuros-  "Joan", no podrán compartir las aulas con sus vecinos y no podran correr los cross o cualquier otra actividad con sus compañeros de pueblo o barrio. Y sus compañeros no tendrán nunca la oportunidad de entrar en la pista y correr un cross con un Joan. Los "Joan" perderán. Pero aún más importante que eso, es que el resto de alumnos también. Y por lo tanto la sociedad también.

El éxito más grande del cross, no es que Joan lo acabara (aunque para nosotros dos es muy importante), sino las actitudes de los niños y niñas generados tras mucha convivencia, que han acabado surgiendo natural y espontáneomente.
Apoyo, exigencia y acompañamiento. Ni una gota de paternalismo.

No tener el presupuesto necesario para la escuela inclusiva,
no contar con la complicidad y el esfuerzo innegable de los maestros,
no contar con el apoyo de todos los padres,
      no es un recorte educativo!, es un recorte a un modelo de sociedad donde todos tengamos las mismas oportunidades y donde todos podamos aprender a vivir con todos y tener los mismos derechos.

 Y aún más, es un recorte a la opción de que todos podamos sacar lo mejor que tenemos dentro de cada uno. Absolutamente todos.

* Joan tiene la Sd. de Down, vive en Centelles (Catalunya) y sus padres y el, han querido que toda su escolarización la haya hecho en su localidad y con sus vecinos.


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