El Trailwalker de 2015 en Girona



El sábado fui a Olot, a ver cómo arrancaba la “Trailwalker 2015”. A primera hora de la mañana, mientras la niebla todavía inundaba todo el valle, saludé mucha gente que estaba al mismo tiempo ilusionada y nerviosa, esperando la hora de la salida.


A las 10h. vi la salida de la Oxfam Intermon Trailwalker. Primero salieron los tres equipos de gente en silla de ruedas y el equipo de personas invidentes. Salieron mientras recibían el aplauso contundente de admiración y ánimo de las más de 2.000 personas que había en Olot.
Sentí la emoción de esta primera salida en la piel. No rehecho de esta emoción, dos minutos más tarde, llegó la de la de la salida multitudinaria, tranquila, festiva y animada.

Los 1.500 marchadores salieron como un río humano por debajo del arco blanco bajo la atenta mirada de todos los equipos de apoyo, familiares y amigos.
Caminé parte de la primera etapa con compañeros de algunos equipos y después en coche recorrí todos los puntos de control.
En los primeros puntos de control y avituallamiento vi la imaginación, generosidad y sofisticación de los equipos de apoyo. Tenían preparado todo tipo de atenciones para los marchadores. Mesas puestas espectacularmente, un jamón, camillas de masaje, disfraces, atrezzo, .. y todo lo que os podais imaginar.

Más adelante en Girona saludé el equipo de fisioterapeutas voluntarios preparados para ayudar a los caminantes esperando tranquilamente la avalancha de trabajo que tendrán dentro de un rato. Y también al equipo de podólogos voluntarios en la misma espera. Mientras hablaba con ellos, los primeros equipos pasaban sin detenerse y corriendo. No es lo más
habitual, pero es cierto que hay quien busca records personales y ponen un alto nivel competitivo.

El grueso del grupo viene por detras, a ratos corren, pero básicamente caminan. Cuando el grueso llega a Girona, después de más de 50 km en cada pierna, en la cabeza de muchos de los participantes se hace presente con fuerza la opción de abandonar. Llagas, dolores musculares, articulares, .... son las causas que piden en la cabeza, "Abandona!". El descanso, los podólogos, los fisios y el equipo convencerán al desanimado del equipo que aparte de la cabeza està el corazón y confiará en el equipo y continuará hasta Cassà de la Selva. En parte por los ánimos y en parte porque nadie quiere romper el equipo, si sabe que confían en él.

En Cassà, la noche y el cansancio harán pensar en abandonar a uno o dos más del equipo. El que quería abandonar en Girona ahora ya se ha repuesto y animará ahora a los otros dos. Descansar otro rato y el equipo de enfermería, harán el resto para convencer a todos a continuar. Es lo que tiene ser un equipo!

Y han salido ya a oscuras, con frontales iluminando el camino. Saben que va a llover y que seguramente la lluvia los castigará. Pero no saben si será mucho o poco.
En Llagostera los podólogos permitirán continuar a unos cuantos más. Y les quedará solo Sta. Cristina y después Sant Feliu.

He pasado muchas horas en Sant Feliu de Guíxols viendo como llegaban los equipos. Es difícil explicar las caras y la intensidad de los abrazos que los equipos se hacen en la línea de meta y que esconden la historia particular que los ha llevado a hacer los 100 km o el secreto de equipo que les ha permitido terminar. No esconden la cara de cansancio, ni el dolor en alguna parte (aunque la satisfacción si que esconde la intensidad).
El comentario que más he escuchado, es: "es realmente muy duro". Pero también escucho decir "estamos muy contentos y contentas" y "el año que viene volvemos".
También hay quien me dicen que no, que no vuelva a contar con ellos. Pero algunos de los que me han dicho que no, un día más tarde se lo están repensando.

A la llegada, equipos que no han llegado completos, se acuerdan del miembro del equipo que no ha podido llegar o se acuerdan de aquel que por la razón que sea no ha podido salir. Muchas veces el que ha tenido que abandonar, los acompaña con el semblante un poco decepcionado y con cara de: "La próxima vez, .. seguro!"
El 84% de los caminantes han terminado los 100 km. El 84% se marcha a casa contento de haberse superado personalmente, de haber conseguido un reto que no tenía claro que consiguiera. Contento de toda la organización. Y especialmente contento de haber hecho esto por Oxfam Intermón y por el trabajo que hacemos.
Y todo esto da una combinación mágica que hace del Trailwalker algo especial. Un año más el día después lo volvemos a confirmar. ¡Y ya es el 5º año consecutivo que lo confirmamos!



La lluvia (muy fuerte a ratos) no logró apagar la trailwalker ni el empuje de todos los corredores (aunque hubieran preferido no tenerla de compañera de viaje).



 A pesar de sus consecuencias, todo el mundo seguía llegando satisfecho al kilómetro 100.









En el paseo de Sant Feliu de Guíxols, un año más la batucada que recibió los últimos equipos, al terminar dio lugar al silencio. Silencio que sólo rompe el sonido de personas desmontando las vallas y arcos que han sido testigo de la llegada heroica de muchos caminantes.
Desde lejos a punto de irme, yo -como otros compañeros- hemos pensado por dentro satisfechos:
"¡Hasta el año que viene! ¡Tengo que animar a más gente a hacer esto! De esta experiencia todo el mundo sale contento y cambiado ¡y no quiero que nadie se lo pierda! "
¿Tú te animarás?






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