La vida, un privilegio.



Hace unos días hablaba con una compañera que está en República Democrática del Congo. Me explicaba con toda normalidad que cada noche se oyen disparos en el barrio. Y esta noche habían matado a dos militares que habían pillado robando. La gente está muy harta de los militares. Normal después de veinte años de guerra, de cinco millones de muertes y de más de 200.000 mujeres atacadas, víctimas de violencia sexual. Un conflicto que parece que no acabará nunca a pesar de tanto progreso, o precisamente por culpa de tanto progreso y del "coltan" de los móviles y las comunicaciones que contradictoriamente nos permiten conversaciones como esta. Y mi compañera añadía: "es que la vida aquí es un privilegio, no un derecho".

La vida es un privilegio, no un derecho. En nuestro ricón de mundo -salvo algún día en algún funeral-, nunca lo expresaríamos así. Y la frase es tan cierta y válida para España como para Siria, Nigeria o Rep. Democrática del Congo. La inestabilidad y la inseguridad son infinitamente más grandes allí, pero la vida es igualmente un privilegio, un regalo, y así habría que vivirla. Ver y vivir de cerca la fragilidad de la vida en algunos de estos lugares, me ha ayudado a entender que la vida es un regalo y que ante la muerte deberíamos pensar más en todo lo que hemos tenido la suerte de vivir, y no tanto en lo que ya no podremos vivir.
Pero esto, en absoluto significa que no haya que seguir trabajando, con todas nuestras fuerzas para que la vida de todos sea mucho menos frágil y, sobre todo, porque tanta fragilidad no esté tan mal repartida, y dependa tanto de donde te ha tocado nacer .


Y ahora caigo que esta columna, tiene un lector menos. Y que los saharauis tienen un defensor menos de su causa. Y que las fiestas populares de Centelles tienen un vecino menos para mantenerlas vivas. Y que el mundo tiene un militante de la vida menos. No! Perdón! No era eso!


Ahora somos más conscientes de que Centelles tenía un animador excepcional en todos sus actos, y que hemos tenido la suerte de compartir mucho tiempo con una persona con un empuje y una ilusión contagiosa contagiosas y a prueba de bombas. Y que el pueblo saharaui ha tenido la suerte de contar muchos años con un defensor incondicional.

Ahora somos conscientes de que conocer Pere Viñolas ha sido un privilegio.
Gracias Pere!









Articulo publicado en el num 270 de la revista "El Portal" de Centelles de Febrero de 2017


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